Desde la comunidad de directores y directoras de los Centros Científicos Tecnológicos (CCT) del CONICET a lo largo y ancho del país, nos dirigimos a ustedes para expresar nuestra más profunda inquietud frente al reciente veto de la Ley de Financiamiento Universitario. Esta decisión, que impacta de manera directa en las universidades nacionales, no puede ser analizada de forma aislada, ya que representa un golpe contundente a todo el sistema científico y tecnológico de la Argentina.
Es fundamental comprender que las universidades y la ciencia son pilares inseparables de nuestro desarrollo. La mayoría de los avances y proyectos que dan prestigio al CONICET se gestan y ejecutan en los laboratorios y aulas universitarias. Al reducir el financiamiento de estas instituciones, se debilitan las bases mismas de la investigación y la innovación que, con tanto esfuerzo, la nación ha construido a lo largo de las décadas.
Además, el vínculo entre las universidades nacionales y el CONICET se expresa de manera concreta en la formación de recursos humanos altamente calificados. Las becarias y becarios de nuestro organismo realizan sus doctorados en las universidades públicas, y la gran mayoría de nuestras investigadoras e investigadores son también docentes en ellas, aportando su conocimiento y experiencia a la formación de nuevas generaciones de profesionales. Esta articulación virtuosa, que potencia tanto la docencia como la investigación, depende de la fortaleza de las instituciones universitarias.
Este veto, que compromete el presente y el futuro de estudiantes, docentes, investigadores y de toda la comunidad académica, va más allá de un simple ajuste presupuestario. Es una medida que pone en jaque nuestra capacidad de generar soluciones a los problemas del país, de impulsar la producción y de asegurar un desarrollo sustentable, inclusivo y soberano. Sin una educación superior fortalecida, la ciencia pierde las herramientas necesarias para prosperar.