La viviparidad apareció muchas veces en los Squamata, clado al que pertenecen las serpientes y las lagartijas, mucho más que en otro grupo de vertebrados, de forma tal que es un grupo de organismos que ofrece un excelente sistema modelo en el cual estudia la evolución, impulsores e implicaciones de la evolución del modo reproductivo. En un reciente trabajo publicado en la revista Global Ecology and Biogeography, del cual participan Mariana Morando y Luciano J. Avila del Grupo de Herpetología Patagónica del IPEEC-CONICET, se examinan, en base a las distribuciones actuales de los reptiles, tres fuerzas selectivas que hipotéticamente impulsan la evolución de la viviparidad. El trabajo, encabezado por Anna Zimin de la Tel Aviv University utiliza un conjunto de datos de 9061 especies escamosas, incluidas sus distribuciones, elevación, clima, masa corporal y modos reproductivos. La principal conclusión es que la viviparidad está fuertemente asociada a los climas fríos a nivel de especies y ensambles, a pesar de la prevalencia de la viviparidad en algunos climas templados. La viviparidad no está claramente correlacionada con la variabilidad climática o la altura. Aunque la historia filogenética es importante, ya que podría explicar la aparición de especies vivíparas en regiones cálidas en la actualidad, la distribución global actual de escamosos se caracteriza por una mayor abundancia relativa de viviparidad en ambientes fríos, lo que respalda la predicción de la hipótesis del "clima frío". Los roles de la variación climática y la hipoxia son menos importantes y no sencillos de interpretar. La altura probablemente ejerce varias presiones selectivas e influye en la prevalencia de la viviparidad principalmente a través de su efecto sobre la temperatura más que sobre la concentración de oxígeno.
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/geb.13598